jueves, 4 de julio de 2013

Pecha Kucha y la mejora de las presentaciones.



Recientemente asistí a un congreso sobre Tics, donde uno de los disertante inició su charla con una presentación que parecía muy atractiva, pero a medida que cambiaba las dispositivas el diseño fue empeorando y con ello el contraste del fondo con el texto, llegando al extremo que en algunas de ellas apenas se podía leer. Inmediatamente el expositor se excusó con la consabida frase: “disculpen parece que el texto no se lee” y siguió su charla, convencido que el error no era suyo, sino del equipo de proyección. 

Las presentaciones dinámicas, realizadas con Power Point, Open Office y últimamente con Prezzi son permanentes en cualquier reunión, congreso, evento y en cualquier lugar donde se pueda proyectar. Generalmente se utilizan para comunicar una idea, vender un producto, exponer un contenido de clases y hasta para resumir un libro de cien páginas o una voluminosa tesis.

Pero existe una gran distancia entre comunicar y lograr comunicar cuando se emplea este tipo de medio. En esto intervienen tres elementos claves; el público al que se dirige, el contenido que se trata de comunicar y las características del orador.

Los tres elementos anteriores forman parte de una secuencia de acciones más complejas, que desde el punto de vista didáctico se ha tratado en este blog bajo la denominación de la ruta crítica en el empleo de las Tics

En la actividad educacional las presentaciones con cualquiera de los recursos anteriores deben entenderse como un soporte del método, en otras palabras son medios o recursos del proceso pedagógico, o proceso de enseñanza aprendizaje. Las presentaciones siguen el mismo camino didáctico que una imagen, un texto, un video o la pizarra, por solo mencionar estos medios. Ellas se seleccionan en base al objetivo a lograr y no por un gusto personal, ser el medio de moda, o el que sabemos emplear. En cualquiera de estas situaciones, estaremos vulnerando la organización didáctica de la clase o de la exposición. 

Pecha Kucha y la actividad educacional

En el 2003 dos jóvenes diseñadores Astrid Klein y Mark Dytham integrantes de una empresa con sede en Tokio, crearon un modelo de presentación muy sencillo. 20 diapositivas, cada una en 20 segundos, con lo que lograban que los expositores se sintieran obligados a mejorar el diseño de sus trabajos informativos. 

El tiempo total de exposición es de 6 minutos y 40 segundos, que para exponer una idea parece un buen tiempo, contando que su organización sea lo más precisa posible  La utilidad de esta sencilla fórmula se ha extendido a todos los continentes y muestra de ello es que en numerosas ciudades se realiza lo que se denomina “La noche Pecha Kucha” que es reunir en un lugar a personas que desean comunicar un proyecto, una idea y captar la atención de los asistentes. Para más detalles sugiero visitar el sitio Pecha Kucha
 
Tal vez se piense que este tipo de metodología, sea propia del mundo del arte, del comercio y los proyectos. Sin embargo es posible y totalmente útil emplearlo en el campo educacional. Pueden ser utilizadas como introducción a un tema, como este ejemplo, o para recordar elementos de una clase anterior, sugerir una discusión o iniciar una lluvia de ideas de un tema, entre otras muchas  posibilidades. 

Desde hace casi dos años empecé a utilizar esta metodología en una de las asignaturas que trabajo con la licenciatura en educación. Mis estudiantes deben elaborar y defender públicamente una presentación en Power Point, donde el tema es de libre elección. Deben demostrar el dominio del contenido, el manejo adecuado del medio y en especial el diseño de la presentación. Se valora el fondo, el tipo de información, la cantidad de texto, la calidad de las imágenes, su relación con el contenido, entre otros elementos, previamente discutidos en clases. 

Antes de emplear esta metodología los estudiantes exponían sus presentaciones, casi siempre con un papel en mano, leían el texto de las diapositivas, se pasaban del tiempo de exposición o en terminaban antes de consumir su tiempo. Las diapositivas se convertían en “ayudas memoria” con lo que se perdía la esencia del medio. No se comunicaba, se leía.

Cuando empecé a implantar esta metodología, el cambio fue radical. Se acabaron las presentaciones estilo “ayuda memoria”, se eliminaron los papeles en las manos de los estudiantes. Se disminuyó por completo la excesiva cantidad de texto, la explicación es fluida, se alcanza un alto dominio del tema y se incrementa la concentración de la atención por parte de los estudiantes.  

La metodología obliga a una mayor precisión en el diseño de cada diapositiva, resumiendo la idea a comunicar en un tiempo definido. Se ven obligados a reducir la cantidad de texto, que es uno de los males de millones de presentaciones y se da paso a la imagen que dice más que muchas palabras. Estas últimas se resumen y el texto generalmente copiado del procesador de texto, pierde muchas palabras que poco aportan. 

Con los estudiantes vengo experimentando variaciones de la metodología, en vez de 20 diapositivas, pueden exponerse 10, o aumentar el tiempo de 20 segundos a un poco más. Lo importante es que todas las diapositivas conserven el mismo tiempo y no sea necesario pasar manualmente cada una de ellas. Como muestra una de las decenas de presentaciones que cada semestre los estudiantes crean al estilo Pecha Kucha.

Considere que el empleo de las presentaciones no es sinónimo de una comunicación adecuada, tampoco la garantía de una buena exposición. Sugiero que experimente en sus próximas presentaciones el uso de este tipo de metodología, adaptándolo a un tiempo y ritmo determinado y por supuesto no deje de comentar sus resultados. 

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